02 EL GUIÓN: y IV. Los tres actos. Estructura clásica • Pautas y pistas en la creación de un cortometraje
¿Cuándo se aburre un espectador? Cuando no pasa nada. © Madrid 2008
Los tres actos. Estructura clásica.
Podríamos hablar de tres actos, como estructura clásica, para escribir nuestro cortometraje. Teniendo en cuenta la corta duración de un cortometraje, puede que el primer acto se cuente en una escena que de pie al resto. En un cortometraje debemos utilizar un lenguaje mucho más directo, y tener en cuenta que nuestros personajes carecen de largo recorrido, por lo tanto la empatía para con el público va a ser más costosa que en un largometraje. Una de las ventajas de la corta duración, es que no aburrimos al espectador (o no debiéramos aburrirlo). ¿Cuándo se aburre un espectador? Cuando no pasa nada. Es más, cuando no le pasa nada al protagonista. Puede que no esté sucediendo nada, pero ese nada debe afectar al personaje para que el público muestre interés y no se ponga a pensar en la lista de la compra. O al revés, está sucediendo de todo y el personaje no muestra nada... El caso es que debe haber movimiento interno o externo. Se trata de contagiar al espectador, emocionarlo.
Primer acto: Planteamiento
Durante el primer acto, se hace una presentación de los personajes principales, su entorno, los objetivos que persiguen, sus necesidades y la relación con otros personajes secundarios, se abren subtramas que apoyarán la trama principal. Al final del primer acto, ocurrirá algo que cambiará la situación de nuestros protagonistas: punto de giro. El punto de giro modificará la acción del personaje, y la dirección de la trama.
Por ejemplo: Un joven camarero en su primer día de trabajo, tropieza y cae sobre un cliente que resulta ser el socio del dueño del restaurante. Ese mismo día le despiden, y se queda deambulando por la calle, sin saber qué hacer...
Segundo acto: Nudo
El segundo acto, es de mayor duración, puesto que será donde se desarrollen las acciones planteadas anteriormente, en el modelo clásico de estructura, un segundo punto de giro al final del acto, hará que se vaya complicando todavía más la situación, la tensión dramática aumenta y debe mantener en todo el momento el interés del espectador.
Si seguimos con el ejemplo anterior: El joven camarero, pasea por la calle sin rumbo fijo, para evitar el fracaso decide no volver a casa. Finge que sigue en el restaurante. Saliendo de una tienda, se encuentra a un antiguo compañero de escuela. Entablan una conversación, y éste le cuenta que esa misma noche tiene planeado atracar una gasolinera, necesita un cómplice y le convence. Vemos como van preparando su atraco, incluso roban un coche para dirigirse a la gasolinera. Mientras su amigo atraca a la cajera a punta de pistola, nuestro joven protagonista espera dentro del coche en la acera de enfrente. De pronto llega un cliente, y resulta que es el socio del dueño del restaurante del principio. Se miran, y se reconocen.
Tercer acto: Desenlace
En el tercer acto se alcanza el momento más intenso de la trama: clímax. El protagonista se verá envuelto en un momento de mayor conflicto, y deberá tomar las decisiones definitivas que le llevarán a un desenlace u otro. Si quedasen cabos sueltos o historias secundarias no resueltas, sería en este acto donde culminarían. Es importante plantearse el cómo llegar al final, no quedarnos en un plano superficial de cuál es el final. Es decir, en una comedia romántica, ya sabemos que acabarán juntos el chico y la chica, pero lo que diferencia una película de otra, es cómo se llega a ese desenlace. De qué manera nos sorprende el guionista dentro una fórmula de sobra conocida por todos.
Siguiendo con nuestro ejemplo: El protagonista ha sido reconocido creándose una situación tensa, ahora debe tomar una decisión crucial: huir, o deshacerse del testigo. Teniendo en cuenta que no es un delincuente experto, se decide por la primera: huir a toda velocidad y abandonar a su compañero. Este sale enojado, y dispara contra el coche... alcanzando a nuestro protagonista. Alguien ha llamado a la policía, el joven mortalmente herido detiene su respiración, de lejos se oyen las sirenas de los coches patrulla.
Este esquema sencillo, puede ser útil para un guionista novel. Una herramienta que nos empuje a crear, debemos ser flexibles, y no bloquearnos. No tengamos miedo a escribir libremente, experimentar y seguir la propia intuición. Cualquiera que tenga experiencia en esta profesión, sabe que la frescura y la ignorancia de un principiante puede proporcionar grandes sorpresas. Los cortometrajes juegan con una ventaja: la libertad. Tenemos la oportunidad de explorar otros lenguajes audiovisuales, e historias más arriesgadas sin el constante miedo a “fracasar” en taquilla. Busquemos fórmulas creativas que estimulen el proceso sin estar al servicio del resultado “complaciente”.
Propuesta didáctica:
© Eva Pallarés 2010
Los tres actos. Estructura clásica.
Podríamos hablar de tres actos, como estructura clásica, para escribir nuestro cortometraje. Teniendo en cuenta la corta duración de un cortometraje, puede que el primer acto se cuente en una escena que de pie al resto. En un cortometraje debemos utilizar un lenguaje mucho más directo, y tener en cuenta que nuestros personajes carecen de largo recorrido, por lo tanto la empatía para con el público va a ser más costosa que en un largometraje. Una de las ventajas de la corta duración, es que no aburrimos al espectador (o no debiéramos aburrirlo). ¿Cuándo se aburre un espectador? Cuando no pasa nada. Es más, cuando no le pasa nada al protagonista. Puede que no esté sucediendo nada, pero ese nada debe afectar al personaje para que el público muestre interés y no se ponga a pensar en la lista de la compra. O al revés, está sucediendo de todo y el personaje no muestra nada... El caso es que debe haber movimiento interno o externo. Se trata de contagiar al espectador, emocionarlo.
Primer acto: Planteamiento
Durante el primer acto, se hace una presentación de los personajes principales, su entorno, los objetivos que persiguen, sus necesidades y la relación con otros personajes secundarios, se abren subtramas que apoyarán la trama principal. Al final del primer acto, ocurrirá algo que cambiará la situación de nuestros protagonistas: punto de giro. El punto de giro modificará la acción del personaje, y la dirección de la trama.
Por ejemplo: Un joven camarero en su primer día de trabajo, tropieza y cae sobre un cliente que resulta ser el socio del dueño del restaurante. Ese mismo día le despiden, y se queda deambulando por la calle, sin saber qué hacer...
Segundo acto: Nudo
El segundo acto, es de mayor duración, puesto que será donde se desarrollen las acciones planteadas anteriormente, en el modelo clásico de estructura, un segundo punto de giro al final del acto, hará que se vaya complicando todavía más la situación, la tensión dramática aumenta y debe mantener en todo el momento el interés del espectador.
Si seguimos con el ejemplo anterior: El joven camarero, pasea por la calle sin rumbo fijo, para evitar el fracaso decide no volver a casa. Finge que sigue en el restaurante. Saliendo de una tienda, se encuentra a un antiguo compañero de escuela. Entablan una conversación, y éste le cuenta que esa misma noche tiene planeado atracar una gasolinera, necesita un cómplice y le convence. Vemos como van preparando su atraco, incluso roban un coche para dirigirse a la gasolinera. Mientras su amigo atraca a la cajera a punta de pistola, nuestro joven protagonista espera dentro del coche en la acera de enfrente. De pronto llega un cliente, y resulta que es el socio del dueño del restaurante del principio. Se miran, y se reconocen.
Tercer acto: Desenlace
En el tercer acto se alcanza el momento más intenso de la trama: clímax. El protagonista se verá envuelto en un momento de mayor conflicto, y deberá tomar las decisiones definitivas que le llevarán a un desenlace u otro. Si quedasen cabos sueltos o historias secundarias no resueltas, sería en este acto donde culminarían. Es importante plantearse el cómo llegar al final, no quedarnos en un plano superficial de cuál es el final. Es decir, en una comedia romántica, ya sabemos que acabarán juntos el chico y la chica, pero lo que diferencia una película de otra, es cómo se llega a ese desenlace. De qué manera nos sorprende el guionista dentro una fórmula de sobra conocida por todos.
Siguiendo con nuestro ejemplo: El protagonista ha sido reconocido creándose una situación tensa, ahora debe tomar una decisión crucial: huir, o deshacerse del testigo. Teniendo en cuenta que no es un delincuente experto, se decide por la primera: huir a toda velocidad y abandonar a su compañero. Este sale enojado, y dispara contra el coche... alcanzando a nuestro protagonista. Alguien ha llamado a la policía, el joven mortalmente herido detiene su respiración, de lejos se oyen las sirenas de los coches patrulla.
Este esquema sencillo, puede ser útil para un guionista novel. Una herramienta que nos empuje a crear, debemos ser flexibles, y no bloquearnos. No tengamos miedo a escribir libremente, experimentar y seguir la propia intuición. Cualquiera que tenga experiencia en esta profesión, sabe que la frescura y la ignorancia de un principiante puede proporcionar grandes sorpresas. Los cortometrajes juegan con una ventaja: la libertad. Tenemos la oportunidad de explorar otros lenguajes audiovisuales, e historias más arriesgadas sin el constante miedo a “fracasar” en taquilla. Busquemos fórmulas creativas que estimulen el proceso sin estar al servicio del resultado “complaciente”.
Propuesta didáctica:
- Crear por grupos, tramas principales con la estructura de los tres actos, teniendo en cuenta los puntos de giro. Luego analizarlos en clase.
- Escribir (individualmente) una escena presentación de personaje.
- Analizar cada ejercicio por grupos. ¿Cómo nos llega la información de cada escena, qué acciones, cómo son los personajes, qué quieren, qué necesitan...?
© Eva Pallarés 2010
gracias x la información o_0
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